domingo, 3 de octubre de 2010

ESTILOS DE VIDA SALUDABLES

ESTILOS DE VIDA SALUDABLES
e asume, en primer lugar, la perspectiva de género como elemento que cruza la reflexión sobre estilos de vida saludables.
Se entiende, a modo de fundamentación, la importancia de incidir en los estilos de vida saludables de los jóvenes no sólo por el evidente peso poblacional de esta categoría etárea sino, esencialmente, por su valor como recurso humano estratégico de cualquier política de desarrollo, capaz de impactar el desarrollo presente y futuro de las sociedades iberoamericanas.
Se constata, en este sentido, la presencia de vacíos conceptuales y consensuales de paradigmas en cuanto a qué es y cómo se definen los estilos de vida saludables en jóvenes y adolescentes. Existen acercamientos tímidos e iniciales a las subculturas juveniles y a sus estilos de vida pero es imprescindible estudiarlos con más detalle y evaluar su impacto sobre la salud. Esto es indispensable ya que los roles y condiciones de vida de los jóvenes son culturalmente específicos. Las dos instancias centrales de socialización en estilos de vida saludables -familia y educación- han visto debilitado su rol por estar viviendo una profunda crisis en los países iberoamericanos.
Un intento de conceptualización de esta categoría remite a la identidad misma del ser humano, ubicada en tiempo y espacio, ya que los estilos de vida saludables son un producto histórico social que se expresa de forma diferencial en grupos e individuos pero que afecta a la sociedad en su conjunto. En este intento de conceptualización puede asumirse que estilos de vida saludables es todo aquello que provee bienestar y desarrollo individual en forma solidaria, a nivel bio-psico-social. Por tanto, deberían ser definidos atendiendo a lo que piensan los jóvenes; a lo que necesita la sociedad; a las aspiraciones culturales; al conocimiento acumulado desde los estudios científicos sobre lo que produce daño y lo que produce bienestar.
Cabe señalar, en este sentido, que existen diferentes estilos saludables de vida -no uno sólo- y que tiene que ver con el marco cultural de socialización del individuo, sus grupos de pertenencia y de referencia, así como sus propias preferencias. Es decir, cada cultura -en especial la de los jóvenes- posee sus propios esquemas de estilos de vida saludables.


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